Alan Bique.

El sueño americano adquiere con Alan Bique una nueva dimensión: la pesadilla americana.

Alan Bique nace en el medio oeste casualmente en el mismo año de su nacimiento. Poco o nada se sabe de sus padres, y en cambio se sabe todo sobre su madre, Lilliam Bique, una conocida prostituta del Saloon de una oscura ciudad de esas de los matojos cruzando sin ningún tipo de precaución por los pasos de peatones. De ella heredo su apellido y su afición por las bebidas espirituosas, con las que a menudo le llenaba el biberón antes de irse al tajo: Alan dormía como un hijoputa.

Alan no tuvo mas infancia que la trastienda del saloon, donde poco a poco fue aprendiendo pequeñas tretas para salir adelante, como ofrecerse a cambiar las herraduras de los caballos de los cowboys, pintarlas y volverselas a vender como amuletos a esos mismos cowboys, o provocar peleas en el saloon para después llevarse unos dólares del enterrador por cada ataúd despachado. Ese camino no tenia mas salida que terminar involucrado en el mundo del crimen, pero como no tenia pasta para hacerse con un revolver, poco a poco se fue introduciendo en el mercado negro de los licores.

En una visita al rancho escuela de la localidad pudo entrar en contacto con el gran jefe Garganta Rasposa, bravo apache reconvertido por el tratado con el hombre blanco a la alta dignidad de limpiador de establos, quien dedicaba sus noches a destilar licores clandestinos. Aquello fue el comienzo de una gran amistad que unió de por vida a Alan con los licores clandestinos: al apache, una vez transmitidas las recetas, le dieron por el culo.

Poco a poco Alan fue reuniendo el material necesario para preparar sus primeros destilados. A falta de uva chardonnay o matas de enebro, Alan recurrió a los ingredientes que la tierra ponía a su disposición: cactáceas, patatas, pólvora, aguarrás... Sus licores pronto se hicieron famosos en toda la región por sus propiedades laxantes y por el colocón garantizado en cada botella. De ahi provienen sus primeras creaciones conocidas: El "bique cosecha del 63" y el "bique crianza a palos".

Cansado de las añadas jóvenes (la del 69 se la dedico a su novia de entonces, por motivos que desconocemos), pronto ambicionó el desarrollo de las grandes reservas, y así entro en contacto con la reserva apache mas cercana para establecer allí la primera sucursal de sus destilerías. Fue así como Escupitajo Colgante, Lechuza Apestosa y Goma Rota, entre otros, se incorporaron como trabajadores a sus destilerías, aportando su conocimiento sobre raros brebajes indios al Know-How de la empresa. Incluso Garganta Rasposa fue rescatado de su indigno trabajo en el rancho de los rostros pálidos para desarrollar tareas mucho mas apropiadas a su verdadero estatus entre los indios: le asignaron la limpieza de las letrinas de la destilería.

El Alan Bique on the rocks llegó a convertirse en símbolo de estatus social: tahúres, alguaciles, vaqueros y todo tipo de maleantes estaban realmente enganchados a la marca, tanto, que si una mañana se levantaban sin su habitual dolor de cabeza, sospechaban que su Bique de la noche anterior era de garrafón. Como rezaba la publicidad de la época: "Tómese su alambique y pronto tendrá la cabeza como un balón de nivea".

Con la comercialización masiva llegó la necesidad de incrementar más y más la producción lo que, ante la escasez de materias primas, obligo al fabricante a incorporar cosas como mosto o agua que adulteraron la putridez natural de sus bebidas. Sus caldos pronto se convirtieron en una verdadera mariconada, lo que le ayudo a conquistar nuevos nichos de mercado.

De todos es conocido el resto de la historia: Como adquirió fama nacional, y como se vio involucrado en asuntos cada vez mas turbios que estuvieron a punto de convertirle en presidente de los estados unidos.

Solo nos resta recordar su conocido epitafio: "Ahora si tengo motivos serios para no levantarme".

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