Stenka

Se dice de Stenka que si hubiera nacido en Cornellá, estopa seria un trio. Para consuelo de todos, no fué asi: nació en otro sitio, como suele ocurrirle a todos los que no nacen en Cornellá. Aparte de esto, poco se sabe de la infancia de Stenka, sobre todo en Cornellá.

Las primeras referencias historicas datan de su entrada como aprendiz en un taller de automoviles, el que mas tarde seria el archiconocido [i]taller Cervantes, donde nunca usan guantes[/i]. Alli adquirió sus primeros conocimientos de mecanica, formado como un autodidacta cuyas fuentes de informacion eran las tareas que le asignaban: llenar el botijo, reponer el papel higienico, buscar la 10/11.

La repeticion cotidiana de estas tareas durante años marcaria su estilo mucho mas tarde, cuando monto su propio taller, el [i]taller Campillos, donde siempre faltan tornillos[/i]. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos.

Se forma, pues, Stenka con Cervantes, haciendose un experto en aquellas tres tareas, lo que le hace aspirar a objetivos mas altos: la especializacion. Asi, duda entre dedicarse a rellenar botijos por todas las naves del poligono industrial, especializarse en la reposicion de papel o hacerse detective buscador de diezonces.

En un primer intento, solo una mas de las naves quiso contratar sus servicios de botijero express, pues ninguno de los otros quedo muy convencido de su innovadora forma de rellenar el botijo, absorbiendo previamente el agua y soplandola con una pajita por el pitorrillo pequeño. Ni siquiera cuando les prometio ser mas asiduo al Oraldine.

Optó, pues, por especializarse en reponer los rollos en los aseos de esas naves, pero en aquel poligono los trabajadores eran muy organizados y venian cagados de casa, por lo que no habia mucho consumo de papel higienico. Adoptando una estrategia mas agresiva, trató de fomentar el consumo de este consumible, intentando por todos los medios adelantar el momento AllBran de mecanicos, joyeros, peones o administrativos con medios de dudosa honestidad como mezclar laxante con el agua de los botijos, adulterar el stock de colacao de la cafeteria del poligono o pasearse por las calles haciendo oir sus estruendosas ventosidades por donde quiera que pasaba, estimulando no ya la deposicion, sino incluso la vomitona, que una buena pota tambien hace gasto de papel.

Pronto quedaron al descubierto sus movimientos y entonces fue cuando todos los trabajadores del poligono se cagaron alli mismo, pero en toda su ascendencia.

Frustrado, no tuvo mas remedio que refugiarse en su ultima parcela de conocimiento: buscador de 10/11. Y fue con esta vocacion de cagalastima con la que finalmente le llegó el exito profesional, pues aunque nunca llego a encontrar ninguna maldita llave, poco a poco se fue enriqueciendo con los pequeños hallazgos de otras cosas que encontraba por el camino: llaves 12/13 (se pierden menos que la 10/11, pero alguna que otra sale discola...), dentaduras postizas, monedas, escrituras de dúplex en la periferia, corbatas, rolex y todas esas otras cosas que uno espera encontrar en el suelo.

De no ser por un tal Diógenes que vivio alla por el nosecuantos antes de nosequien, su extraña habilidad sería hoy conocida como el sindrome de Stenka. Y en ejercicio de esta habilidad fue como un dia, levantando con el pie un clinex con restos de carmin y semen a partes iguales, se encontro su famoso jeep cherokee, casi sin estrenar y con el deposito lleno. Lo maldijo, pues el esperaba encontrar alli, por fin, su añorada 10/11, pero finalmente decidio llevarselo a una de las tres naves de 10.000 m² que habia llenado ya con las cosas que se iba encontrando.

No hay mucho mas que decir sobre Stenka salvo citar el epitafio que ha escogido para el dia que haga falta:

"Se vende Jeep Cherokee semi nuevo, pocos km, todos los extras".

Por cierto, nunca llegó a montar el TAller Campillos. ¿Veis como no hay que adelatarse a los acontecimientos?

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