Nexus 6

Ni la homosexualidad, ni la sodomía, ni tan siquiera el onanismo fueron en absoluto la causa principal de su precipitada salida del seminario, entre otras cosas porque no era muy dado a esas practicas (cosa que si ocurria con sus compañeros soplanucas y muerdealmohadas, pero esa historia debe ser contada en otra parte). No. Fue algo mucho peor: Nexu6 era un replicante.

Y es que el niño salió bastante contestón. Se cuenta que un dia le pregunto su madre si quería que le friera un huevo, y él, a sus tiernos cuatro años, le contestó: ¿te aso yo una teta?. Porque el joven Nexusito no podia mantener la boca cerrada. "Ve tú", "Porque no me da la gana" o "eso tu y tu padre" eran sus frases favoritas. Eso y poco mas, porque tenia menos vocabulario que picachu. Pero replicaba a cualquier cosa que se le decia, y, claro, eso le convertia en un perfecto replicante.

Raro parece, entonces, que alguien con tan mal caracter desarrollara una vocacion religiosa. De hecho no la tenia. Dificil de entender pues su deseo de ir al seminario, a no ser por la explicación que daría años mas tarde el páter Aniceto, cura parroco de Lapiara de la Sierra, la aldea donde nació y se crió nuestro personaje de hoy.

Según el pater de Lapiara, tapa negra, Nesuxin encontró en la iglesia aquello que no habia podido descubrir en ningun otro lugar: la manera definitiva de decir la ultima palabra. Nuestro joven replicante, obligado a ir a un bautizo, observo atónito el poder de la palabra "amen", despues de la cual todo quisqui se quedaba irremisiblemente callado. Esa dichosa palabra era la piedra filosofal del replicante.

En aquel mismo instante tomo la decisión de hacerse con el poder que residía tras aquella mágica combinación de cuatro letras, y fue su tenacidad la que poco despues, pese a la oposición de sus padres (debidamente combatida con réplicas que por decoro no nos atrevemos a reproducir aqui), condujo finalmente sus pasos al seminario provincial.

Y allí se encontró con un ambiente donde prevalecía la sumision y el acatamiento de la ley divina sobre todo lo demas: la asfixia para un replicante como él. Tras múltiples contestaciones y réplicas fué llamado a la presencia de el padre Lucas, quien le dijo lo que quería, pues, segun le dijo, "el prior de la orden leonardiana, dice lo que le da la gana", a lo que se enfrento nexus6 contestando que, "en su calidad de nuevo, diría lo que le saliera de los huevos". Fue condenado a tres meses de voto de silencio en tercer grado, pudiendo expresar solo dos palabras al mes.

Las dos palabras del primer mes fueron: "cama dura". Las del segundo mes "comida mala". Y las del tercer mes "Me voy", a lo que respondió el prior: "lógico, no haces otra cosa que protestar". A lo que respondió a su vez nexus: "pues me haré protestante". A lo que volvió a responder el prior "pues ve con Dios, hijo mio", a lo que respondio nexus "usted no es mi padre, padre, ni yo he de beber agua hasta mediodia", "Adios pues y que te zurzan", "Amen", "ahi te quedas", "si, ¿y que?", "que me olvides", etc., y asi pudieron estar un par de horas, tratando los dos de decir la ultima palabra, hasta que por fin el prior cedió, y nexus se salió con la suya diciendole, ya fuera del seminario con la cabeza asomada por encima del muro: "hasta luego, Lucas".

Nexus6 fue entonces de orden en orden, de confesion en confesion, de convento en convento, parando de vez en cuando a echar una meadita, sin encontrar consuelo para su ansia irrefrenable de escuchar unicamente el eco de sus ultimas palabras. Finalmente se hizo agnostico, y fue cuando pronúnció aquella frase que se convertiria en su leit motiv: "despues de mí no habla ni Dios".

No habia salido aún de esta cuando recibió el telegrama que le anunciaba su inmediata incorporación a filas. Pensó, quizas por primera vez en su vida (se cuenta que a los 18 tenia aun el cerebro en garantia), que el ejercito sería una buena alternativa. Y alli vio la luz.

En el cuartel le recibieron como se recibía a los reclutas: cuatro gritos y a hacer que parezca que se hace algo. Lo normal. Pero aquellos gritos iban terminados de la palabra "Arrrrrn". Nexus lo percibió al instante, y deseó encontrarse en ese sublime estado de gracia que te concede el privilegio de decirle "Descanseeeeeeeen... Arrr" a un puñado de gilipollas que al oirlo van, descansan y no dicen nada. Sobre todo eso, no dicen nada. Fue entonces, efectivamente, cuando vio la luz.

Luz Enriquez era la hija del cantinero, una hembra de armas tomar que llevaba tieso a medio campamento (al otro medio ya se lo habia cepillado). Nexus6 la vio con su delantal y se quedo prendado de ella. Hubiera hecho cualquier cosa por ella, incluso dejarla decir la última palabra. Pero no iba a tener muchas oportunidades de conquistarla: su primera contestación a un sargento, a los cinco minutos de estar en el cuartel, lo llevo a la prevención.

Aquel calabozo fue su casa durante un par de años, de la que solo saldría en contadas ocasiones, y solo el tiempo suficiente para contestarle a algun cabo "Firmes tu padre, capullo", lo que le conducia directamente a su encierro. Alli no vio a la Luz, aunque se la imaginaba con su delantal, solo con su delantal porque para ahorrar gastos no le imaginaba el resto de la ropa.

Salió, finalmente, porque tenían que hacer una reforma en los calabozos y no sabian donde meterle, asi que hicieron lo que hace el ejercito con las personas que no sirven para soldados: le ascendieron a cabo. Podria, por fin, decir "Arrr" con fundamento, así que cuando recibió el nombramiento salió corriendo con los oidos tapados y tratando de no encontrarse con ningun oficial (lo que le conduciría, seguramente, de vuelta al calabozo, aunque no estuviera ni enfoscado). Tenia un objetivo, un sueño que cumplir: pronunciar una orden, decir la palabra magica y no oir nada más. Solo el eco silencioso de su ultima palabra. Era su misión, su sueño, su único anhelo. Cosas de replicantes.

Por fín dió con la circunastancia soñada, el momento de su realización total. Así que se enfrento a su destino y pronunció la frase que habia mascullado en el silencio de su encierro durante años: "Señorita Luz: Bajese las bragas... arrr".

Pese al paso de los años, todavia le duele la ostia que le metió la Luz, que era de armas tomar, no lo olvidemos, al oir aquella orden tan descarada. Y todavia resuenan el eco de los impromperios que le dedico a él y cinco generaciones de sus antecesores por suponer, siquiera suponer, que ella iba a obedecer a una orden tan indecente.

Y todavía recuerda como vió la luz realmente en aquel preciso momento, cuando la Luz por fin se vino abajo y le dijo: si no me fueras tan garrullillo y pidieras las cosas de por favor. Si, esas eran las palabras magicas: "por favor". Atónito aún, se enfrentó a la realidad del nuevo descubrimiento y le dijo: "señorita Luz, me la chupe... por favó". Y ella tragó, y chupó (no en ese orden).

Y en ese mágico instante que recordaría durante todos los años de matrimonio con Luz fué cuando nexus6, por fin, descubrió el medio definitivo para conseguir que su mujer no le replicara, por la imposibilidad fisica de que saliera sonido alguno de su boca.

Poco más se puede contar de su vida. Se hizo psicoanalista y pasó el resto de sus dias durmiendo mientras sus pacientes desde el diván le largaban el rollo de su triste infancia, con el convencimiento de que en aquella consulta las ultimas palabras siempre las iba a decir el: "son doscientos euros".

Su epitafio es la curiosidad del cementerio de Lapiara de la Sierra: "silencio, por favó".

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