Retomamos la actividad gustosamente tras este breve receso, no porque nos hayan condicionado la nómina a atender los pedidos pendientes, ni mucho menos, sino por respeto a estas criaturas que llevan mas de un año esperando su nueva vida paralela.
Comenzamos con Rahel, una osada meritoria que nos solicita ser rebiografiada con los siguientes terminos:
Hola ¿que hay? mi (falso nombre) es rahel y me defino como:
-jugadora de rol en vivo y de mesa
-amante del cine
-bibliotecaria (o documentarista lo que mas os guste)
-pasear y correr por el monte y la playa
-amante de la libertad
Con estas premisas poco puede hacerse, pero, en fin, bajeza obliga. Procedamos...
Rahel, o esa voz que te guia.
Raquel Macías Gracia viene al mundo en Andurriales de la Sierra en las postrimerías del siglo XXL. Si, hemos escrito XXL adrede. Conste que andamos bien de romanos por aqui, pero en el siglo pasado ocurrieron tantas y tantas cosas gordas que ya en su momento consideramos oportuno subirle la talla.
Raquel, deciamos, nace en ese perdido pueblo de sierra de la España tremenda. Si, tremenda, porque si sus habitantes hubieran sido sencillamente calorros hablariamos de España profunda, pero es que los andurrialeños eran mucho mas que eso. Eran tremendos.
Tan tremendos que un dia decidieron en asamblea que ellos no necesitaban tantas letras para entenderse, y desde ese momento prescindieron completamente de la Q, la LL y la W, sustituyendolas por la K, la Y y la GÜE, a todos los efectos y en todos los usos, dentro de los límites del término local.
Y así lo anunciaba un bando de la alcaldía en el punto kilometrico 12 de la comarcal 422, unica via de comunicación de la localidad, en un cartel junto a un aparcamiento señalizado donde tenian que estacionarse todos aquellos vehiculos que contuvieran cualquiera de las letras malditas Q, LL y W en su matrícula: su paso estaba prohibido para evitar cualquier posible contaminación del dialecto local. Incluso habilitaron una pequeña alacena para que el panadero de la región, que habia comprado su furgoneta en Huesca de segunda mano, dejara los pedidos de los vecinos hasta que estos pasaban a recogerlos.
Tremendos.
Ya a finales del XXL la Real Academia decidió enviar a un grupo de becarios para analizar in situ tan extraño giro del idioma patrio, estudió que tras semanas de trabajo no llegó a ningún tipo de conclusión por causas desconocidas, según afirman sus propios autores, los hoy profesores Enrique Quintero y Wilfredo Llopis. Eso si, pan no les hubo a faltar.
Esta amputación alfabetica fué la causa de que nuestra protagonista de hoy fuera inscrita en el registro civil con el nombre de Rahel Macías Gracia. Si, imaginamos lo que te estas preguntando, querido lector. Quieres respuestas. Las tendrás. Pronto. Ahora. Ya.
¿Es que la H no es muda? Oye, eran tremendos, pero tampoco iban a marginar a una pobre letra minusválida, ¿vale?
Continuemos.
Rahel crece, estudia y se hace personilla entre aquella gente tan tremenda, habituada desde pequeña al peculiar alfabeto de veintipocas letras, hasta que poco a poco va intuyendo que su mundo tiene ciertas carencias. Esos libros de texto repellados con typex, esos periodicos taladrados como un colador, precisamente en los lugares concretos donde faltarían determinadas letras, esas peliculas V.O. subtituladas con un dymo para censurar su ortografia original... como cuenta Rahel años despues en sus memorias: "habia nacido en mi una inkietud que me yebaba a sospechar que mi pekeño mundo estaba incompleto. Faltaba algo. ¿El ké? ¿Por ké? ¿Kien? ¿Para ké?..."
Rahel, cada vez más intrigada, se refugia en la pobremente dotada biblioteca municipal para tratar de hallar respuestas. La biblioteca, pobre de por si, y salvajemente despojada por las hordas locales tras el concilio neolingüista, no contenia en aquellos tiempos mas que unos pocos ejemplares del Kijote y las actas completas de los plenos municipales. Con semejante contenido, se entiende que en los tres años que estuvo en aquella biblioteca no tuviera mas compañía que un par de ratones, a los que poco les importaba que alli en Andurriales queso se escribiera con K.
Tres largos años de busqueda infrutuosa hasta que un dia, de repente, se vino abajo una estantería y tras la misma apareció un ejemplar de 1984 de George Orwell, libro que tenía de espesor los mismos tres centímetros que le faltaban a la pata trasera de aquel mueble. Fué todo un impacto para nuestra inquieta Rahel: el moratón que le hizó la estantería en la frente tardó tres semanas en desaparecer.
Si, habia vida mas allá de su cómodo y estable alfabeto podado. Todo su mundo se vino abajo, a la par que la estanteria, quizas porque tambien una de sus patas cojeaba seriamente. Aquel conocimiento la hizo distinta, conviertiendola de repente en una mujer tan libre, firme y segura de si misma como la protagonista de un anuncio de compresas,.pero mucho mas inconformista y rebelde como la protagonista de una anuncio de tampones, cosa que contrastaba con su natural calido y sensual como la protagonista de un anuncio de preservativos, a la par que agitaba su talante relajado y sereno como la protagonista de un anuncio de supositorios contra el estreñimiento. En resumidas cuentas estaba feliz aunque bastante jodida, como la protagonista de un anuncio de pomadas contras las hemorroides.
Pero sobre todo estaba cabreada con aquella sociedad que le habia robado tres letras. Muy cabreada. Y asi empieza su etapa subversiva.
Comenzó enviando anónimos al consistorio con textos insultantes como "Qeremos nuestras letras, ¡todas!", "Alfabeto completo ¡Lla!" o "Estamos hasta los webos de esto", textos que delatan al lector su ya incipiente adaptación al uso de las nuevas consonantes.
Más tarde, armada con un spray de pintura roja y una escalera, perpetró una llamativa pintada que dejó pasmado a medio pueblo cuando, reunidos en la plaza ante el consistorio, todos pudieron leer su remozado rotulo: ALLUNTAMIENTO.
Los vecinos tomaron medidas de inmediato, medidas con las que el carpintero fabricó a toda prisa una nueva Y para devolver la normalidad a la sede del municipio. Mas nadie albergó sospechas sobre Rahel, la para ellos timida e introvertida bibliotecaria, hasta que ella misma tuvo a bien delatarse en pro de su causa.
Porque cuando el alcalde, solo en su balcón, preguntó al pueblo reunido en la plaza "¿Kien ha sido?", Rahel no pudo desaprovechar aquella magnifica oportunidad de proclamar su reivindicación ante todos sus conciudadanos, por lo que dió un paso al frente, inspiró con fuerza y gritó:
"¡He sido Llo!, pero...¡con elle!, ¿eh? ¡LLO CON ELLE!".
Pues con elle o sin elle, Rahel tuvo que ponerse a correr más que la protagonista de un anuncio de cereales con fibra perseguida por un inspector de hacienda, para poder ponerse a salvo de aquellos tremendos energúmenos.
Y huyó, huyó con pantalón vaquero, camisa a cuadros y melena al viento. Huyó a lo grande, como solo se huye en las canciones de Jose Luis Perales, iniciando así un periplo vertiginoso en el que paseó y corrió por el monte, y por la playa, participó en juegos de rol en vivo y de mesa, se hizo amante del cine, amante de la libertad, y en sus breves ratos de descanso siguó un curso a distancia de documentarismo.
Y tras esta interminable andadura finalmente consiguió llegar al estacionamiento de las afueras donde estaban los vehículos con letras prohibidas en las matriculas. Allí buscó ayuda entre los estacionados, quienes aunque comprendian y apoyaban su causa, no podian ayudarla.
El propietario del camión B-4577-RQ estaba esperando a que los vecinos bajaran a recoger las bombonas de butano que transportaba, el camion blindado de prosegur con matricula V-1642-LL estaba esperando a que el propio director del banco le trajera las bolsas precintadas con el dinero y por ultimo, para su desesperacion, el conductor de la ambulancia M-5294-WF no podia moverse de alli hasta que le trajeran a la parturienta que tenia que llevar urgentemente a maternidad, aunque si le hizo el favor de apagar la sirena porque se estaba convirtiendo en un auténtico coñazo para todos los presentes. Rahel tenia que buscarse la vida de otra forma, y se puso a hacer autoestop.
Horas mas tarde apareció en la lejanía el panadero con su furgoneta quien, como venía de retirada, se comprometió a llevarla al pueblo vecino donde podria coger un autobús directo hacia la civilización de 26 letras. Entusiasmada y agradecida, Rahel se brindó a ayudarlo en su tarea. "mira, pues no me vendria mal, chica, que hoy me han cambiado la ruta. Sácate ese plano de la guantera y me vas cantando las paradas".
Y así, por pura casualidad, Rahel, la rebelde, la exiliada, la recien llegada a las letras, vió como tras su huida un nuevo mundo se abria ante ella, inicando un camino que, como todos saben, con el tiempo y tras no pocos avatares la convertiría en una de las voces mas famosas y escuchadas de todo el pais.
Nadie podia preveer tal destino mientras se sentaba en el asiento de esa furgoneta, nadie podia predecir hasta que punto su voz se convertiria en guia de tantos y tantos miles de personas que, como ella, únicamente ansiaban llegar a un nuevo espacio, perseguir un destino, alcanzar un lugar en esta vida.
Rahel, reinventada, nueva, libre, ignorante aún de ese su destino, simplemente comenzó a decirle aquellas instrucciones al sencillo panadero, unas palabras que años despues, con la voz de Rahel como unico vehículo, llegarían a resonar en la vida cotidiana de todo un pais:
"En la próxima rotonda gire a la derecha"
"Cruce a doscientos metros, gire a la izquierda"
"A cien metros siga recto"
"Oiga, que eso es mi muslo, no la palanca de cambio"
"Cruce a la derecha"
Rahel, locutora oficial de ge-pe-eses, nos deja en las ultimas lineas de sus memorias su mejor epitafio posible: "stop".
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