Estrenamos con Alf Redo nuestra nueva sección de microbiografias, una colección de biografias breves escritas a doble espacio en lo que viene siendo el reverso de una servilleta de papel. Confiamos tengan la misma aceptación que nuestras biografias habituales e incluso, quien sabe, que lleguen a tener alguna aceptación. Sin mas, con ustedes, la microbiografia de Alf Redo.
Alf Redo vino, vió y venció.
Vino, vino de otro planeta y aterrizó sin mayores dificultades, aunque después se estrelló, pero eso es otra microhistoria. El caso es que vino, y una vez venido se encontró rodeado de extraños seres que utilizaban los cinco dedos de las manos para escribir a máquina. Raro: ¡Todo el mundo en su mundo sabía que bastaba hacerlo con los dos indices!
Vió. Vió poder. Vió éxito. Vió que no le resultaría dificil abrirse camino entre aquella manada de lerdos que malgastaban las yemas de ocho dedos, e hizo de su necesidad virtud: continuamente escribia con dos dedos, hablaba con dos dedos, apuntaba con dos dedos, dirigía con dos dedos, arengaba con dos dedos, manipulaba con dos dedos. Aquel tic y aquel tac se convirtieron en su seña de identidad: ¿Para que usar los otros dedos, si todo se podía hacer solo con los dos indices?.
Y venció. Porque eran tiempos dificiles, porque habia que ahorrar, porque su discurso era el ejemplo definitivo de economia digital, un argumento total que pronto encandiló a las masas. El pueblo se sació con su mensaje: al fin aparecía alguien con dos dedos, de frente. Aquellos pobres terrestres con sus cortas luces quedaron subyugados: "Abajo los pulgares","Economicemos esos meñiques","Ahorremos los anulares", "¡Indices al poder!", gritaban las masas enardecidas llamadas a las urnas. Alf solo podía vencer. Y venció: aquel dia miles, millones de pares de dedos índices habrían de ir a votar por Alf Redo. Un plan perfecto.
Lástima que solo pudieran ser capaces de votar los otros, esos despilfarradores que se decidieron a usar su pulgar oponible para poder introducir el sobre en la urna. Si, como habíamos anticipado se estrelló, pero esa, esa es otra microhistoria.
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