Asterio Límpico

Asterio Límpico.

No, no he vuelto al trabajo, para nada. Simplemente me he encontrado algun material que no vió la luz en su dia, seguramente por falta de la mínima calidad exigible. Pero como también he estado echando un vistazo a lo publicado... la verdad es que calidad, lo que se dice calidad, no tiene, asi que ¿que importa un ladrillo más? Como resultado aquí teneis la biografía de Asterio Limpico. Disfrutadla. Aviso: a partir del segundo parrafo empeora, si no os gusta el primero, no me vayáis a perder el tiempo...

Asterio nace por sorpresa en Ponferrada a la tierna edad de cuarenta y cuatro años.

Fuerte, ¿no? Os dejo un poco tiempo para asimilarlo. Y, bueno, lo dicho, a partir de aqui, empeora. He avisado. Conste.

Como es de suponer tan prolongadísima gestación había generado rios de tinta en los medios de la época pues todos, desde iluminados a científicos, especulaban año tras año con la fecha de un parto que no terminaba de llegar.

Su madre, doña Dolores de Parto, convencida de que paseando conseguiría provocar tan deseado nacimiento, se dedicó a caminar unos kilometros por el pueblo cada día, con tanto rigor que esta costumbre con el paso de los años llegó a convertirse en una atracción turística mas de la comarca. Al poco tiempo sus  infructuosas caminatas eran seguidas por un rosario de turistas que la acosaban con sus preguntas, sus siempre inoportunas fotografías y el incesante rumor de sus comentarios y murmullos. Doña Dolores, ajena a todo este revuelo, hubo de recurrir a un transistor portátil para abstraerse de cuanto le rodeaba y de paso amenizar sus caminatas escuchando novelas, musica, tertulias, informativos y por supuesto los partidos de futbol en la tarde de los domingos. Pensaba que tal vez aquel bebé eternamente en ciernes pillaria algo de informacion y cultura de la cercana radio para compensar de alguna manera todos esos años que el pobre llevaba sin escolarizar.

Hasta que una tarde, de repente, mientras se movia pesadamente calle arriba y calle abajo con el aparatoso vaivén de su enorme bombo, sintió un intenso y prolongado espasmo en su sufrida cavidad pelvica de tal magnitud que estremeció a los viandantes, de forma que algunos se colgaron de las farolas, otros echaron la persiana de sus comercios e incluso alguno de los mas cercanos corrió a avisar a emergencias, cosa que como veremos era totalmente innecesaria.

Porque el Instituto Sismológico Leonés había detectado al instante ese temblor y dedujo sobre la marcha que un 4 en la escala Richter en pleno centro de Ponferrada no podia ser otra cosa que la Dolores con contracciones. Fueron ellos los que activaron la alarma, avisaron a las fuerzas vivas y enviaron una ambulancia para trasladar al hospital a la asustada y temblorosa epicentra que amenazaba ya con romper aguas en mitad de la calle Mariandinos.

Pronto se formó en paritorio un enorme revuelo de médicos, científicos, periodistas, autoridades y gente que simplemente pasaba por allí y no quería perderse el acontecimiento. Al cabo de unos minutos el inmenso gentío pugnaba por hacerse sitio entre las piernas de la sufrida Dolores para asistir al parto en primera fila; la expectación generada era tal que un celador avispado empezó a traer sillas de tijera y vender entradas a toda aquella horda de curiosos.

Rebeca Cifuentes no olvidaría aquel trabajo de parto en toda su carrera de comadrona, una complicada actuación en la que literalmente se jugó el físico. Y no precisamente por el esfuerzo o el riesgo, sino por exceso de celo: para provocar el primer llanto del recien nacido cometió la temeridad de sacudirle un cachete terapeútico en el culo, cosa nada recomendable cuando se despierta de una cómoda y tranquila gestación de varios lustros a un energúmeno de metro ochenta de altura y setenta y ocho kilos de peso en canal. Todavía siguen apareciendo dientes por los rincones.

En verdad ninguno de los asistentes podría olvidarlo, pues hubo de cambiar definitivamente la historia de la obstetricia el momento en que Asterio, en vez de gemir o llorar, se planto de pie para arrancarse a hablar en perfecto castellano, preguntando a los presentes: "Esto... ¿sabe alguien como quedó ayer el Osasuna?" Desde entonces los manuales y recomendaciones para las embarazadas continuan recomendando hablarle o ponerle musica al feto para estimular su inteligencia, siempre que no se trate del carrusel deportivo.

Pero si Asterio es hoy conocido por algo, mas allá de su propio nacimiento, es por ser el creador de los juegos gerontolimpicos, las olimpiadas de la tercera edad.

Una historia esta que se gestó en su primera infancia: Asterio, marcado por su tardio nacimiento, transita por todas las etapas de su vida arrastrando un marcado desfase con respecto a sus coetaneos: si en el jardin de infancia era él quien pugnaba por tumbar en el cambiador a las cuidadoras, en el colegio siempre se distinguió por ser quien la tenia mas grande de su clase, en el instituto era el unico chaval que pesaba mas que su propia mochila, y finalmente en la universidad alcanzo la plenitud de su desarrollo intelectual, lo que le permitio rematar su brillante expediente alcanzando el grado de director. De la tuna, se entiende.

Un dia despues de terminar sus estudios y mientras redactaba su primer curriculum, descubrió que solo le faltaba un mes para cumplir los sesenta y cinco años, asi que decidió que era una tontería poerse a trabajar por unas pocas semanas y se jubiló anticipadamente para poder dedicarse en cuerpo y alma a su vocacion innata: no pegar ni chapa. Cuarenta y cuatro años tumbado a la bartola le marcan a uno de por vida, eso esta claro.

Se da pues en Asterio un rarisimo coctel de factores compuesto por su aficion al deporte de salón, infinito tiempo libre, cierta notoriedad por razones de nacimiento y escasa o nula gana de trabajar, esa sublime conjuncion de cualidades que define con precision al candidato perfecto a pertenecer a un comite olimpico. Pero como quiera que en aquel momento todas las plazas estaban ya ocupadas, y por personas con mas de dos apellidos que todo hay que decirlo, Asterio toma conciencia de lo vano de sus aspiraciones, y decide, en un alarde creativo, que para ser miembro de comité olímpico no le queda otro remedio que inventarse sus propias olimpiadas.

De esta forma, y siguiendo el modelo de los juegos paraolimpicos, diseña la primera version de lo que hoy en dia todos conocemos como juegos gerontolimpicos, competiciones especialmente pensadas para deportistas de la tercera edad, que en su primera versión estaban compuestos por las siguientes pruebas:

-Salto de altura, muy similar al salto con pertiga pero sustituyendo esta por un andador. Actualmente el record lo ostenta el sueco Braun Tosaurius, quien supero un bordillo de 8,75 cm. al tercer intento en 2004.

-Desgrima, consistente en hacer maniobras estilo libre con las protesis para dar grima a un jurado que puntúa tanto técnica como ejecución en función del ascazo producido por cada movimiento o figura. Imbatido hasta la fecha el escoces Anselm O'Feta, quien con su irrepetible manipulacion del ojo de cristal hizo vomitar a medio estadio olimpico.

-Water Pollo, modalidad consistente en formar un pollo importante en la cola de un wc publico. La japonesa Yosaco Lomoco, con una estancia a puerta cerrada en el retrete de ciento veinte minutos, consiguio formar una cola de 505 personas, record imbatido desde hace mas de diez años.

-El recetathlon, modalidad consistente en conseguir el mayor número de recetas posible en una visita al médico de cabecera. Maruja Queca ostenta el record con dos talonarios y tres recetas en veinte minutos.

-Lanzamiento de prótesis dental, modalidad en la que aún se mantiene el record de Efraim Previsto, quien en 1982 llego a escupir su dentadura a 14,2 metros, distancia inalcanzada a fecha de hoy.

-Marujathon. Esta prueba con la concluyen los juegos es una exigente competicion de resistencia consistente en completar un recorrido de 42 Km en el transporte urbano charlando incansablemente hasta tumbar de cansancio al mayor numero posible de sus ocupantes. Franco Ornetta estableció la marca en 2001 al dejar inconscientes a los ocupantes de tres vagones del metro en hora punta, y en menos de tres paradas, quedando pendiende de verificar si el colapso que sufrió el conductor fué fortuito o se debió a sus historias de la mili.

Tras el sonado exito de las primeras gerontolimpiadas, el recién creado comité gerontolímpico tuvo a bien premiar su iniciativa otorgandole a perpetuidad la concejalía de gerontodeportes de su Ponferrada natal, donde pudo desarrollar plenamente su capacidad para tumbarse y no hacer nada, pero con clase.